lunes, 29 de noviembre de 2010

En la violencia de género no hay una sola víctima


La campaña ‘En la violencia de género no hay una sola víctima’ es el resultado de un convenio entre el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad y la ONG Save the Children. Con esta campaña queremos volver la vista a los menores y ofrecer medios y soluciones para evitar las consecuencias que directa o indirectamente sufren los hijos e hijas de las víctimas de violencia de género.

Queremos evitar que los niños y las niñas asuman la violencia es la forma “normal” de relacionarse en la pareja. Coincido con Save the Children en que  “ser menor de edad no significa ser menor en derechos” y por eso proteger y atender a los menores en esta situación una prioridad para el Gobierno. Actualmente, calculamos que 800.000 menores conviven en contextos de violencia y sufren directa o indirectamente sus consecuencias y afecta a todas las áreas de su desarrollo.

Todos los estudios indican que hay más probabilidades de que los niños y niñas que viven en estos contextos se conviertan en agresores y víctimas a su vez, porque reproducen los roles con los que han crecido y que han normalizado. Tenemos que ser capaces de romper con la cadena que la traslada de generación en generación.

Más información, en el blog de Bibiana Aido Bibiana Aido
 

martes, 5 de octubre de 2010

Una bendición, el haberte conocido


Dicen que las flores no dejaban de cantar
tu nombre, tu nombre cariño
Que las olas de los mares te hicieron un chal
de espuma, de nubes y lirios

Y la luna no se convenció
Y bajo a mirarte el corazón
Y al mirarte dijo que había visto un sol
radiante, mas bello que mi bendición

Tenerte, besarte, andar de la mano contigo
Mi cielo, mirarte, decirte un te quiero al oído
yo te lo digo, qué bendición

Dicen que las palmas aplaudían al oír
tu pasos, tus pasos cariño
Que los ríos salen de su cauce al contemplar
tus ojos, tus ojos divinos

Y un lucero no se convenció
Y bajo a mirarte el corazón
Y al mirarte dijo que no había visto luna
llena, mas bella que mi bendición

Tenerte, besarte, andar de la mano contigo
Mi cielo, mirarte, decirte un te quiero al oído
yo te lo digo, qué bendición

Cuando me hablas oigo un coro de amor para dos
El falsete de un te quiero pegado a tu voz, que bendición

Tenerte, besarte, andar de la mano contigo
Mi cielo, mirarte, decirte un te quiero al oído
yo te lo digo... Qué bendición…

Por Juan Luis Guerra

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La violencia de género en las jóvenes obliga a crear un plan


La Fundación Municipal de La Mujer ha creado un nuevo programa destinado al colectivo de mujeres que sufren violencia doméstica, concretamente para las jóvenes comprendidas entre los 15 y los 21 años y que sufren este tipo de maltrato. Se trata del programa Poniendo Límites, “un programa novedoso y que responde una vez más a las iniciativas que se tienen desde el área de la Mujer”, como explicó ayer la delegada del área de Familia del Ayuntamiento de Cádiz, Mercedes Colombo.
El programa nace como una necesidad tras los datos que aporta el equipo multidisciplinar de violencia de género de la Fundación de La Mujer, que “venía viendo la necesidad de trabajar de forma muy directa con mujeres fundamentalmente de 15 a 21 años, adolescentes, y que están padeciendo en sus primeras relaciones de pareja violencia machista”, explicaba ayer la delegada de Mujer del Ayuntamiento de Cádiz Ana Mestre.
Dado que estas jóvenes tienen unas características distintas a las mujeres adultas víctimas de violencia de género, se ha creado un nuevo programa con otros matices: en primer lugar para darles servicio personalizado y porque se trata de un colectivo “que está bajo la tutela y responsabilidad de sus padres, al ser adolescentes, y que dependen de sus progenitores, por lo que hay que trabajar de una forma distinta”, explicó Mestre.
Una de las características de este nuevo programa Poniendo Límites es que se incidirá en la “implicación de los padres dentro del programa”, llegándose a implicar “tanto al padre como a la madre así como a algún familiar muy relacionado y con importancia dentro de la familia”.

puesta en marcha
Este servicio, como se explica desde el Consistorio, se pone en marcha en el mismo momento que cualquiera de las partes, tanto la joven como sus familiares, demanden el servicio, un servicio que tendrá “trascendencia”.
En primer lugar, se informará de la trascendencia legal sobre las acciones cometidas por el agresor, explicando el proceso de la violencia y la dependencia emocional. También se informará sobre la denuncia y el proceso judicial existiera o no y sus consecuencias.
Se dará información sobre los derechos y deberes tanto de las hijas como de sus progenitores en el entorno familiar. Atender a los conflictos emocionales que presente la joven y ayudarla a adaptarse a los cambios propios de la ruptura y favorecer pautas de relaciones no violentas.
Además, con el programa se buscará potenciar las relaciones familiares “previniendo los sentimientos de culpabilidad de los padres y madres a los que se les apoyará y asesorará de cómo resolver estos conflictos”, adelantó Mestre.

proceso
Poniendo Límites arranca con una entrevista con la joven “para valorar las necesidades y el daño que ha recibido, además del riesgo para nuevas situaciones de violencia”. El segundo paso es valorar la posición de los padres dentro del conflicto. Se entrevistará a los progenitores “para hacerlos partícipes de todo el proceso”, paso tras el que se lleva a cabo “una intervención grupal en la que se aborda el proceso tanto con la joven como con sus padres”, explicaba ayer la delegada de la Mujer del Ayuntamiento.
Por último, se lleva a cabo un proceso en red, de forma que sea un proceso continuado con coordinación entre todos los equipos de las diferentes áreas con las que hubiera que continuar el trabajo si es que a ésta fuera necesario trasladarla a otro área y a otro programa.
Ana Mestre destacaba ayer “el orgullo” que supone trabajar con personal tan cualificado y comprometido como es el del equipo multidisciplinar de violencia de género de la Fundación Municipal de la Mujer porque “gracias a ellos se puede poner remedio y diagnosticar este tipo de situaciones que provocan que en estos momentos haya adolescentes perdidas, con incertidumbres en un momento muy complicado y decisivo para desarrollarse en su etapa adulta, con un problema que puede tener consecuencias muy negativas en el desarrollo emocional y psicológico de éstas”.

“El maltrato físico llega a un 87% de estas jóvenes”
El nacimiento del programa Poniendo Límites llega provocado por los números que se desprenden del programa Alerta del Ayuntamiento de Cádiz, datos ofrecidos por el equipo multidisciplinar. El perfil que suelen tener las jóvenes que acuden a la Fundación de la Mujer es de 17 a 21 años. En lo que se refiere al nivel de estudios, el dato más demoledor es el de las jóvenes que han dejado sus estudios, que son un total del 25%, “lo que dice que las posibilidades de inserción laboral son mínimas”, como adelantó ayer la concejala Mercedes Colombo. También es importante el dato de colaboración de los padres, siempre mayor por parte de las mujeres, ya que las madres colaboran en cerca del 90%, mientras que los padres siempre colaboran “a petición del equipo multidisciplinar”. En total un 60% de estos casos han sido denunciados, mientras que un 25% del total de estos casos denunciados presenta un embarazo no deseado. En lo que se refiere al tipo de maltrato, el 87% ha sufrido un maltrato físico, mientras que el resto corresponde al maltrato psicológico ya que “el 100% asegura haber sufrido algún tipo de maltrato”. En total, como explicó la propia Mercedes Colombo, en total son aproximadamente 20 las jóvenes en estas edades que han acudido a la Fundación de la Mujer.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Felicidad según Jorge Bucay


EL CAMINO HACIA LA FELICIDAD

Todos sabemos algo –al menos lo necesario para vivir– sobre el tema de la felicidad. Por lo tanto, algunas de las cosas que voy a decir sonarán a repetidas o consabidas, si bien trataré de ponerlas en un orden nuevo, cambiando la manera de decirlo. La vieja discusión del mundo de la filosofía y de la psicología sobre qué significa la felicidad en la vida cotidiana se ha llegado a plantear en términos de si existe o no la felicidad, si ésta resulta tan sólo algo transitorio o si de verdad se puede ser feliz. La discusión, como siempre, no sólo pasa por la cuestión filosófica en sí, sino que además tiene mucho que ver con la pregunta de a qué llamemos "felicidad". Dependiendo de ello, la felicidad se volverá algo imposible, algo transitorio o algo capaz de ser alcanzado. Por eso, si bien está muy lejos de resultar definitiva y no deja de ser una de tantas otras, expondré a continuación mi pequeña y privada definición de felicidad. Todo lo que más abajo afirme estará en relación con ella.

Tomando los dos extremos, hay gente que cree que la felicidad es homologable a estar contento, a estar alegre, haciendo de la felicidad el uso que le corresponde como palabra cotidiana. Así, decimos: "¡Hoy estoy tan feliz!" y ¡"Hoy estoy tan poco feliz!". Otros nos cuentan: "He tenido un fin de semana muy feliz". O recuerdan: "Tuve una infancia muy feliz". Hablamos de felicidad como si fuera sinónimo de estar contento o alegre, una expresión equivalente a "estar riéndose". Ahora bien, nadie puede sostener la idea de que uno pueda estar riéndose todo el tiempo (24 horas al día, 365 días al año y 70 u 80 años). Eso es imposible de conseguir. Por tanto, si ésta es nuestra idea de la felicidad, y como sólo tendremos algunos momentos alegres, sostendremos con todo el derecho que únicamente hay "momentos felices" y que hay que tratar de vivir muchos de ellos, pero que, lamentablemente, son sólo algunos "momentitos" y que no se puede ser feliz.

Sin embargo, si pensamos en la felicidad como algo diferente, como un estado interior, no como algo relacionado con una alegría que proviene de fuera, sino como algo que pasa "de la piel hacia dentro" (un proceso interno), podríamos entender que quizá sea algo más duradero, que acaso ser feliz no sea un evento casual y transitorio que depende de lo bien que vayan las cosas. Pensada así, la felicidad podría empezar a ser algo relacionado con la tranquilidad interior, con la paz espiritual, una sensación interna de serenidad, de tranquilidad y de certeza que me llene y me inunde de una agradable satisfacción con respecto a la vida. Definida así, en definitiva, la felicidad puede ser algo más permanente y que dure más tiempo; o puede ser algo que nos invada de una vez y para siempre.

Me gustaría diferenciar dos conceptos que ayudan a darse cuenta de lo que quiero decir. Cuando la alegría se relaciona con un hecho que proviene de fuera de nuestra vida, en general está relacionada con conseguir algo, con llegar a algún lugar, con alcanzar una meta, sea ésta el amor de la persona amada, una fortuna económica, un puesto determinado, el reconocimiento de los otros, etc. Sea cual sea nuestra meta, conseguirla nos alegra. Pues bien, mucha gente identifica lo anterior con la felicidad, y haciéndolo tiende a pensar que, si quiere ser feliz, tiene que alcanzar metas, cumplir con ellas.

Sin embargo, imaginemos un señor que sale a navegar en su barco. Está en el puerto de Buenos Aires, embarca en su velero, iza las velas, leva anclas y se hace a la mar. En un momento determinado se desata una tormenta de viento, lluvia y remolinos tan furiosa y oscura, tan terrible y feroz, que el velero es virtualmente alzado en el aire y llevado mar adentro. De repente, el hombre se da cuenta de que ha perdido el control sobre su barco y que la nave se está alejando inquietantemente de la costa; como el marino no tiene instrumental, desconoce el lugar adonde se dirige, ni qué demonios va a suceder. Teme por su vida, se sujeta al palo mayor del mástil. Cuando la tormenta empieza a calmarse, a pesar de que el cielo no se despeja, se da cuenta de que mira para todos los lados y lo único que ve es agua. La costa ha desaparecido. Reconoce que está perdido porque la tormenta lo ha dejado a la deriva. El barco está sano, la vela está entera, el motor del barco funciona, pero él no tiene ni idea de adónde lo ha llevado la tormenta.

Entonces, quizá arrebatado por la falsa fe que a veces nos rapta en momentos desesperados, el hombre se hinca de rodillas y empieza a rezar. No reza porque sea religioso, sino por su desesperación. Se acuerda de su fe y entonces reza: "¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Estoy perdido! ¡Dios mío, ayúdame, no sé dónde estoy!". Y de repente, el cielo se abre y un rayo de sol desciende sobre el velero y se escucha una voz que dice: "¿Qué sucede?". El hombre está sorprendido, está frente a un milagro que le está pasando precisamente a él; imaginario o no, lo que está viendo es un milagro. Entonces contesta compungido: "Estoy perdido. La tormenta me llevó mar adentro. Ahora no sé dónde estoy". Entonces la voz le dice: "Estás a 28 grados de longitud sur y 35 grados de latitud oeste". "¡Gracias, Dios mío!", contesta nuestro hombre.

El cielo se cierra. El marino mira para todos lados y exclama de nuevo: "¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido!". Y se vuelve a abrir el cielo: "¿Qué pasa ahora?". "Me acabo de dar cuenta de que, para no estar perdido, no me sirve de nada saber dónde estoy. Lo que yo necesito saber es adónde voy". Entonces la voz responde: "A Buenos Aires". "No, no, no, pero es que yo no sé dónde está el lugar adonde yo voy", responde el hombre. La voz precisa: "Buenos Aires está a 35 grados longitud sur". "No, no. Dios mío, estoy perdido, estoy perdido", continúa lamentándose el hombre. La voz, un tanto harta ya, pregunta de nuevo: "¿Qué pasa?".

"Para dejar de estar perdido, lo que yo necesito saber es el camino que va desde donde estoy hasta donde voy", responde el náufrago. "¡Uf!", resopla la voz. Entonces sucede un milagro más en este cuento. Cae sobre el bote un pergamino enrollado con una cinta color fucsia. El hombre lo extiende y comprueba que contiene en su interior un mapa. Arriba y la izquierda hay una lucecita roja que se prende y se apaga, y dice: "Usted está aquí". Abajo a la derecha hay un punto marrón que dice: "Buenos Aires". Y entre medio se puede ver un camino marcado de verde fosforescente que dice: "Remolino. Viento fuerte. Vado", para indicarle el camino. Él agradece el milagro, levanta el ancla, extiende la vela, coloca el mapa delante de su timón, enciende el motor para arrancar, mira para todos lados, consulta el mapa y vuelve a exclamar: "¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido!".

Así termina esta historia. Esas últimas palabras del hombre ("¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido!") nos quieren decir que, aunque uno sepa dónde está y pretenda saber dónde va, aun cuando sepa cuál es el camino que va desde donde está hasta donde va, si no conoce la dirección y no sabe el "hacia dónde", está perdido de todas maneras. Saber cuál es tu meta no te libra de que no estés perdido. Hace falta saber el rumbo para no estarlo.

La felicidad tiene que ver con conocer ese rumbo. No se relaciona con llegar a ningún lugar, sino con ir en una dirección adecuada. La felicidad no se refiere a la alegría vanidosa que da haber conseguido –o ser capaz de conseguir– lo que otros no consiguieron. Esto no hace feliz a la gente. Es mentira que la felicidad tenga que ver con estos logros tan tontos que hacen que, una vez que se consiguen, necesites buscarte uno nuevo porque ése ya no te sirve de ninguna alegría. La felicidad es como la mente clara que te dirige en una dirección; si tú vas en dirección al este, en dirección a ese punto, en ese rumbo, puedes ir infinitamente; y saber que estás en esa dirección (más allá de adónde llegues) puede inspirarte esa serenidad que te hará saber que estás en el camino correcto.

Ver más capítulos en http://servicios.elcorreo.com/auladecultura/jorge_bucay1.html 
Ver primera parte del vídeo de la entrevista de Jesús Quintero a Jorge Bucay en el blog de Malicia :)

jueves, 15 de julio de 2010

Sigue nadando...

El día comenzó raro, me desperté como siempre con ganas de él, tenía ganas de verlo, de volver a sentir su mirada, sus manos, su cuerpo. Hacía dos días que habíamos hablado y de sus palabras deduje que su interés por mi ya no era el mismo de los primeros días.

Habíamos quedado para ir a la playa y cuando lo vi, me di cuenta de que no pasaba nada, de que ese interés seguía intacto, desde el primer momento ya pude comprobarlo, cuando se acercó a saludarme y al roce de su cuerpo con el mío, noté su miembro queriendo salir de su pantalón. Sus besos dulces y húmedos me hicieron cerrar los ojos y entregarme a ellos.

Ya en el coche, su mano jugueteaba con mis piernas, intentando colarse debajo de un mi mini pantalón, lo miré y por la expresión de su cara, sé que había notado la calidez que desprendía mi piel, sólo con el roce de sus manos. Durante todo el camino hacia la playa, no dejó de acariciarme y yo a cada rato que pasaba, me iba poniendo más nerviosa y excitada.

Deseaba que parara y buscara un lugar tranquilo, creo que él pudo notar mi mirada recorriendo su cuerpo, pero me conformé con clavar mis uñas en su brazo. Buscamos un sitio tranquilo en la playa, nos dimos un baño rápido y nos recreamos con la crema, queríamos recorrer cada centímetro de piel, acariciarnos, sentirnos.

Intentamos quedarnos dormidos, pero el calor y el deseo no ayudaban demasiado. Entramos en el agua sin más idea que refrescarnos un poco, la mar estaba picada, así que no había casi nadie en el agua, a pesar de que la playa estaba llena de gente.

Todo empezó con un juego con las olas, unas risas, una cancioncilla tonta repetida una y otra vez. Con el roce comencé a excitarme, así que sin avisar me quité la parte de arriba de mi bikini y dejé mis grandes pechos al descubierto, él al verlos reaccionó como yo esperaba, los agarró primero con suavidad y luego con fuerza, y aproveché para rodearlo, fue entonces cuando sentí lo duro que estaba.

Nos miramos y supe que habíamos sobrepasado la barrera y que el juego ya no tenía marcha atrás, sus manos no podían parar de acariciarme, recorrió con ellas todo mi cuerpo, deteniéndose entre mis piernas, estaba húmeda y caliente, lo que delataba mis ganas de que me hiciese suya, cuando sentí sus dedos dentro de mi, solté un leve gemido, mientras besaba su cuello.

Bajó un poco su bañador y me aparto el bikini, colocó su miembro con decisión y nuestros cuerpos se acoplaron a la perfección, intenté mantener el ritmo entre la suavidad y lo salvaje de mis deseos, mientras no dejaba de clavar mi mirada en la suya, pero era él quien marcaba los tiempos y controlaba la situación, me susurró que apretara mis piernas contra su cintura con fuerza, antes de terminar y así lo hice, hasta que explotó de placer.

No sé cuánto tiempo duró, sólo que no me lo podía creer, era una locura, pero tan excitante que no podía pensar en nada más que en nosotros.

 Por Ro.

viernes, 9 de julio de 2010

Pasión mutua


¿Cuánto hace que la conocí?, días, meses, desde el primer momento, mi corazón latió con más fuerza, desbocado, desordenado, disparatado, como mis sentimientos, siempre tuviste ese algo especial para mí, esa belleza natural y salvaje, en ocasiones primitiva.... pero dulce y cariñosa.

El día que te conocí, recuperé el deseo, la lujuria, si Dios existe, ya estaré condenado por toda la eternidad, por disfrutarte por primera vez, ayer noche, no se describir lo que pasó entre las sábanas, tal vez fueran las copas que nos tomamos antes, el paseo a la luz de la luna llena, a la orilla del mar, que bañaba nuestros pies, haciéndonos sentir el frío en nuestros ya cálidos cuerpos.

No recuerdo las horas, no existía el tiempo, no había un reloj que marcara las horas, fue una experiencia atemporal, nunca unos dedos ajenos, recorriendo mi mano, mi brazo y mi mejilla me hicieron sentir esa tentación, parecíamos dos colegiales, acelerando el paso hacia tu casa, conscientes de lo que hacíamos, precipitándonos hacia el pecado. ¡dulce pecado!

Cuando pestañeé la conciencia me hizo ver que ya estábamos en tu apartamento, por primera vez, eramos dos animales, seducidos por el deseo, me tiembla la mano.
Por fin roza tu espalda, esta fría, y siento como te estremece esa caricia, lo se por como me arrancas mi ropa, como has temblado, me hallo disfrutando del momento, nervioso como un adolescente que se enfrenta a su primera vez.

Te vuelvo a observar, el pelo revuelto, ese brillo en tus ojos, te muerdes el labio inferior, carnoso, dulce, siento el calor del deseo en tus ahora sonrosadas mejillas.

No puedo, y no quiero, evitarlo, mis labios se entremezclan con los tuyos, mi lengua los atraviesa, se mezcla con la tuya, nuestros cuerpos se rozan, desnudos, caemos en la cama, nos rendimos a la pasión, no existe el frío, no existe el invierno, no existe nada que no sea tú y yo, solo existe el nosotros, me lo imaginé muchas veces, pero tu cuerpo es aún más perfecto de lo que soñaba, tus pezones, apretados contra mi pecho, duros pero tiernos y suaves.

Mientras, mis manos comienzan a navegar en el mar en el que estoy naufragando, en esos muslos, de tersa piel, que se abren, dejando que las yemas de mis dedos, comiencen a acariciar tú intimidad, con un suave movimiento, noto la humedad, estabas empapada, y no podíamos parar, mientras mi lengua juguetona con tus aureolas y mi mano tenía esos movimientos dulces y recios sobre ti, comienza a surgir de tu garganta un gemido tras otro, lo que acrecenta mi deseo aún más, mientras con mi otra mano, acaricio tu cuello, por donde surgen esos gemidos, y los siento vibrar en mi palma mientras el ambiente se sigue caldeando, la respiración se hace anárquica.

No tardas en tomar el mando, en sujetarme las manos, inmovilizarme, mientras te acomodas encima de mí, es como una sábana de seda que me va recorriendo todo el cuerpo, es cálido, reconfortante, te balanceas arriba y abajo, la presión de tu mano sobre mi pecho, es cada vez más fuerte, tus movimientos más rápidos, siento una gota de sudor que recorre mi hombro y se desliza poco a poco hacia las sábanas, estoy perdiendo la cabeza, pierdo la razón.

No puedo pensar en nada más, el placer comienza a llenar todo mi cuerpo, a medida que te mueves encima de mí, pero no puedo evitarlo, necesito saborearte más, ahora eres tú, tumbada en la cama, inocente pero lasciva, mientras tus muslos vuelven a abrirse, siento como me llaman, y es irrefrenable, mi lengua también saborea ahora, tus labios inferiores, húmedos, palpitantes en boca, intentas ahogar un pequeño grito, mezcla de sorpresa y placer, pero no puedes evitarlo, siento como se arrugan las sábanas bajo tus manos, cuando te agarras a ellas.

Me miras, y no necesitas hablar, puedo sentirlo igualmente, cuando mi falo vuelve a introducirse en tu cuerpo, pero ahora es mi cuerpo quien comienza a marcar el ritmo al que juegan tus caderas y las mías.

Comenzamos a disfrutar plenamente, tus nalgas se aprietan y tus senos se ponen al alcance de mi boca, mientras tu cuerpo vibra con la emoción del momento, el roce de mi pene contra tu vagina empieza a ser completo, me abrazas con tus piernas fuertemente la cintura, para que tu vulva húmeda y tú clítoris reciban aún más una fuerte estimulación, tus piernas en mis hombros, y ahora ni tú ni yo queremos reprimir los gritos de gozo que nos llevan a la cima del orgasmo.

Mientras el corazón quiere recuperar su propio ritmo, nuestros calientes y sudorosos cuerpos llegan al momento del ansiado reposo, yaciendo el uno junto al otro entre tus sábanas que ahora son cómplices de estos dos animales en celo.

Por Mirlowe

miércoles, 23 de junio de 2010

Romance entre el Sol y la Luna


Cuando el sol y la luna se encontraron por primera vez, se apasionaron perdidamente y a partir de ahí comenzaron a vivir un gran amor. Sucede que el mundo aún no existía y el día que Dios decidió crearlo, les dio entonces un toque final… el brillo.

Quedó decidido también que el sol iluminaría el día y que la luna iluminaría la noche, siendo así, estarían obligados a vivir separados. Les invadió una gran tristeza y cuando se dieron cuenta de que nunca más se encontrarían…

La luna fue quedándose cada vez más angustiada. A pesar del brillo dado por Dios, fue tornándose solitaria.
El sol a su vez había ganado un título de nobleza “Astro Rey” pero eso tampoco le hizo feliz. Dios, viendo esto, les llamó y les explicó : “No debéis estar tristes, ambos ahora poseéis un brillo propio. Tú, luna, iluminarás las noches frías y calientes, encantarás a los enamorados y serás frecuentemente protagonista de hermosas poesías. En cuanto a ti, sol, sustentas ese título porque serás el más importante de los astros, iluminarás la tierra durante el día , proporcionarás calor al ser humano, y tu simple presencia hará a las personas más felices.”

La luna se entristeció mucho más con su terrible destino y lloró amargamente… y el sol , al verla sufrir tanto, decidió que no podría dejar abatirse más, ya que tendría que darle fuerzas y ayudarle a aceptar lo que Dios había decidido.

Aún así, su preocupación era tan grande que resolvió hacerle un pedido especial a Él. “Señor, ayuda a la luna por favor, es más frágil que yo , no soportará la soledad” …Y Dios, en su inmensa bondad, creó entonces las estrellas para hacer compañía a la luna.

La luna siempre que está muy triste recurre a las estrellas que hacen todo para consolarla, pero casi nunca lo consiguen. Hoy, ambos viven así, separados. El sol finge que es feliz, y la luna no consigue disimular su tristeza. El sol arde de pasión por la luna y ella vive en las tinieblas de su añoranza.

Dicen que la orden de Dios era que la luna debería ser siempre llena y luminosa pero no lo consiguió… porque es mujer y una mujer tiene fases. Cuando es feliz , consigue ser llena, pero cuando es infeliz es menguante y cuando es menguante ni siquiera es posible apreciar su brillo.

Luna y sol siguen su destino. Él , solitario pero fuerte; ella , acompñada de estrellas pero débil. Los hombres intentan constantemente conquistarla como si eso fuese posible. Algunos han ido incluso hasta ella, pero han vuelto siempre solos. Nadie jamás consiguió traerla hasta la tierra, nadie,realmente, consiguió conquistarla, por más que lo intentaron.

Sucede que Dios decidió que ningún amor en este mundo fuese del todo imposible, ni siquiera el de la luna y el sol. Fue entonces que Él creo el ECLIPSE. HOY Sol y Luna viven esperando ese instante, esos raros momentos que les fueron concedidos y que tanto cuesta que sucedan.

Cuando mires al cielo a partir de ahora, y veas que la luna cubre el sol, es porque se acuesta sobre él y comienzan a amarse. Es a ese acto de amor al qe se le dio el nombre de ECLIPSE. Es importante recordar que el brillo de su éxtasis es tan grande que se aconseja no mirar al cielo en ese momento , tus ojos pueden cegarse al ver tanto amor.

Ya sabíais que en la tiera existían sol y luna…y también el eclipse…pero esta es la parte de la historia que no se suele contar…